Son innumerables los tipos de llantas que existen, incluyen las usadas para automóviles, camiones, buses, camionetas, entre otros. Estas no son consideradas en Colombia como un residuo peligroso, sin embargo, requieren un tratamiento especial para que no afecten el ambiente y sean aprovechadas como agregado asfáltico o el reencauche, así como evitar que sean quemadas en espacios a cielo abierto y como combustible en actividades informales.
La disposición final de las llantas usadas ha llegado a representar no sólo un problema ambiental, ha logrado convertirse en todo un reto para la salud pública y la economía. Por su material se hace difícil su compactación en un relleno sanitario, pues no cuentan con la infraestructura para dicho fin, haciendo este proceso costoso e insostenible.
Por otro lado, las llantas usadas almacenadas se convierten en un foco de diferentes vectores que ponen en riesgo la salud de la población. Según un estudio de la Universidad Católica de Colombia, denominado “Prefactibilidad para la recolección y aprovechamiento de llantas en desuso”, “La implementación de programas de manejo adecuado de llantas usadas es un aspecto de prioritaria atención en especial por la necesidad de proteger la salud de la población ante el riesgo del continuo rebrote de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla o la encefalitis”.
Metodologías de manejo de llantas usadas
Las llantas al ser elaboradas por diversos materiales (caucho, acero y poliéster), no permite una separación de materiales a sus componentes originales, por lo que el reciclaje de las llantas usadas se ha orientado mayormente a su aprovechamiento en conjunto.
Razón por la cual, el gobierno colombiano impulsa un programa posconsumo de llantas usadas para promover la gestión adecuada de estos residuos y dar cumplimiento a la normativa vigente (Resolución 1457 de 2010). El uso de las llantas usadas como combustible está regulado por la Resolución 1488 de 2003.
Esta resolución tiene como objeto, “establecer a cargo de los productores de llantas que se comercializan en el país, la obligación de formular, presentar e implementar los sistemas de recolección selectiva y gestión ambiental de llantas usadas, con el propósito de prevenir y controlar la degradación del ambiente”.
Una solución para el departamento del Meta
Cormacarena busca extender las acciones adelantadas hasta el momento para la gestión posconsumo de llantas usadas, que se han visto reflejadas a través del tiempo con las jornadas de recolección realizadas a partir del año 2014 en 10 municipios del departamento, y consolidar una estrategia permanente que permita redirigir los esfuerzos de las entidades institucionales para fortalecer el desempeño ambiental y la eficiencia de los sectores productivos.
La estrategia posconsumo se dirige de manera concreta al sector montallantas, que atendiendo a lo señalado en el Artículo 21 de la Resolución 1326 de 2017, están en la obligación de efectuar la entrega de las llantas usadas a gestores que cuenten con un Sistema de Recolección Selectiva y Gestión Ambiental aprobado por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales – ANLA o en puntos habilitados para tal fin.
Luego de un proceso de la caracterización de la problemática, realizar concertación con los actores involucrados y un trabajo articulado entre diferentes instituciones públicas, como la Gobernación del Meta, Cámara de Comercio y Bioagricola del Llano, el departamento contará con el primer centro de acopio para este tipo de residuos. Este estará ubicado en un punto estratégico de Villavicencio y permitirá que de forma controlada y bajo una programación previa, se puedan entregar las llantas y no se afecte el ambiente de la capital del Meta.
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