Por: Yency Sierra
Durante décadas, la ciudad de Villavicencio ha venido sufriendo la desidia de las administraciones, pese a estar en el pie de monte, una zona de riqueza hidríca, la falta de planeación a la hora de construir el acueducto hoy nos tiene sufriendo nuevamente la falta de este vital servicio.
De nada han válido las promesas de campaña de cuanto candidato se ha proclamado como el 'mesías' que dará solución definitiva a tan grave problemática que, como en cada época invernal, nos lleva a pensar si realmente esto tendrá alguna solución.
Si hicieramos un recuento del número de alcaldes que ha tenido la ciudad, no terminariamos (o tal vez acabaríamos por pensar que nadie es capaz con esta responsabilidad) y continuariamos en lo que los psicologos denominan desesperanza aprendida.
Para no ir más lejos, abordaremos las promesas del actual alcalde, Felipe Harman Ortiz, quien durante su fugaz paso por el Concejo de la ciudad, atacó y cuestionó el manejo de la emergencia que generó el daño de diversos tramos del acueducto. Siendo concejal - candidato, acusó al gobernante de ese entonces de querer endeudar la ciudad con la excusa de solucionar el problema. Hoy vivimnos una especie de déjá vu, pues casi tres años después de haberse posesionado en el cargo más importante de Villavicencio, parece que la situación sigue igual.
A ciencia cierta no se conocen las causas por la cuales la ciudad sigue sin recibir un servicio óptimo, tal cual Harman Ortiz había prometido en su campaña. No le da la cara a la ciudadanía, desvía la atención hacia causas tan improblables como que se cayeron varios postes que dejaron la planta de la Esmeralda fuera de servicio, cuando hace más de un mes que no está funcionando.
Se siguen sumando las inconformidades de una gestión que poco o nada difiere de la del pasado alcalde, al que criticó hasta más no poder.
Ojalá y en medio de este escenario, sucedan dos cosas: o que Harman Ortiz le cuente a la ciudadanía el verdadero estado del acueducto y nos preparemos para recoger el agua lluvia en canecas o que, se restablezca de manera providencial el servicio.
Amanecerá y veremos, como dijo José Feliciano.
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