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Coviandina alerta sobre impactos económicos y operativos en la vía al Llano

La concesionaria Coviandina, encargada de la operación de la vía Bogotá-Villavicencio, ha expresado su preocupación por los problemas estructurales que persisten en el corredor vial. Alberto Mariño, presidente de Proindesa, holding de Corficolombiana y Grupo Aval, advirtió que la situación afecta tanto la transitabilidad como los ingresos de la compañía, obligándola a considerar nuevas demandas contra el Gobierno Nacional.


Puntos críticos sin resolver

Mariño señaló que, aunque se han solucionado algunos inconvenientes, como la reactivación de los túneles de Quebrada Blanca y la habilitación de un par vial, la vía sigue afectada debido a la falta de recursos y decisiones de fondo por parte del Estado. Problemas históricos en el túnel 13, el puente Chirajara y el viaducto del kilómetro 58 generan incertidumbre operativa.

“Vivimos en una zozobra constante. La mayoría de los problemas no están relacionados con las obras de la concesionaria, sino con tramos construidos hace décadas por el Invías. Sin los recursos necesarios para intervenir, la responsabilidad no recae en nosotros”, explicó Mariño.

Impacto económico por incumplimientos contractuales

La concesionaria también enfrenta problemas financieros derivados de la falta de ajuste en las tarifas de los peajes y del incumplimiento de un laudo arbitral que obliga a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) a aportar recursos para obras clave. “Desde hace cuatro o cinco años deberíamos haber implementado las tarifas pactadas en el contrato, pero no hemos obtenido autorización”, señaló Mariño.

A esto se suma el impacto del Decreto 050, que congeló los valores de los peajes, y la negativa del Ministerio de Hacienda de compensar a Coviandina por los menores ingresos. Según Mariño, estas decisiones han obligado a la concesionaria a recurrir a recursos propios para mantener operativa la carretera, incurriendo en sobrecostos significativos.

La situación del viaducto del kilómetro 58

El viaducto del kilómetro 58, concebido como una variante a la carretera original, también genera preocupación. Mariño aseguró que la obra no forma parte del contrato de concesión de Coviandina y que, aunque se les ha solicitado extraoficialmente asumir su operación, no hay claridad sobre su estado.

“Hemos pedido los diseños aprobados por el Invías, pero no los hemos recibido. Sin esa información, no podemos garantizar la operación ni asumir responsabilidades sobre su diseño y construcción”, explicó el empresario.

Demoras en el uso del túnel 13

Otro de los puntos críticos es el túnel 13, que permanece sin uso pese a su importancia para la movilidad del corredor. Mariño hizo un llamado al Gobierno para que tome decisiones urgentes que permitan aprovechar las inversiones realizadas en viaductos y túneles en el sector de Quebrada Blanca y Chirajara.

Esfuerzo desbordado por la concesionaria

Actualmente, la vía al Llano soporta todo el tráfico hacia la Orinoquía, debido al cierre de la variante del Sisga y la Transversal del Cusiana. “Estamos enfrentando un desgaste enorme operando los túneles de manera bidireccional, con altos consumos de energía y sobrecostos. Sin embargo, seguimos comprometidos con mantener la carretera funcional en las condiciones actuales”, concluyó Mariño.

Coviandina reitera la urgencia de que el Estado asuma las responsabilidades contractuales para garantizar la sostenibilidad operativa y económica de esta arteria vial clave para el país.

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