La Agencia Nacional de Tierras (ANT) enfrentaría una grave crisis financiera que amenaza con paralizar sus operaciones clave. Entre los problemas más urgentes están el pago de la nómina de diciembre y la compra de tierras destinadas a la reforma rural integral, un compromiso fundamental de los acuerdos de paz y de la administración del presidente Gustavo Petro.
La falta de recursos también pone en peligro la compra de tierras, una pieza clave en la promoción de la reforma agraria. Actualmente, al menos 50 procesos de adquisición de tierras están en riesgo, comprometiendo la meta del gobierno de adjudicar tres millones de hectáreas a campesinos. Según el contralor general, Carlos Hernán Rodríguez, al ritmo actual, cumplir con este objetivo tomaría más de 3.984 años.
Restricciones fiscales y riesgos adicionales
El Ministerio de Hacienda ha indicado que enfrenta restricciones de caja y debe priorizar gastos esenciales. La situación se ha agravado tras la no aprobación de la reforma tributaria, lo que pone en riesgo posibles pérdidas fiscales estimadas en $96 billones si no se ajustan las políticas económicas.
Una auditoría reciente de la Contraloría General detectó irregularidades en la gestión de la ANT por $160.132 millones. Los hallazgos incluyen 51 predios que no se utilizaron para los fines establecidos, generando un impacto fiscal de $110 mil millones. Además, el Fondo de Tierras, pieza central de la reforma agraria, presenta graves problemas: el 40,93% de los predios están ocupados, el 59% carece de información, y solo el 0,01% está libre de ocupaciones.
El director de la ANT, Juan Felipe Harman, calificó la administración del Fondo de Tierras como un “excel sin depuración”, destacando las serias dificultades para identificar y caracterizar los terrenos disponibles.
La crisis en la ANT no solo amenaza con frenar la implementación de la reforma agraria, sino también con debilitar los compromisos de paz y la confianza en las instituciones.
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