En su segunda visita el Presidente se enfocó en el tema carcelario, en la sanción de la ley 2446 del 2025 que convierte en política pública el acompañamiento del Estado a la resocialización y apoyo a las cárceles productivas.
En su discurso el mandatario tuvo tiempo para hablar de todo: de su vida, de cómo el whisky mata más personas que la cocaína, comparó la condena por corrupción de su alto funcionario Sneyder Pinilla con la de Epa Colombia, y mencionó el ferrocarril y la navegabilidad del río Meta y del Orinoco en la altillanura. Pero no se comprometió a solucionar ninguno de los problemas que realmente aquejan a los llaneros.
Incluso, Petro afirmó —tomando como referencia un texto del Inpec— que la cárcel La Colonia, de Acacías, tenía en 1930 más de 300.000 hectáreas y que actualmente cuenta con menos de 4.000, de las cuales solo 160 están siendo aprovechadas. Por eso pidió al director de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), Felipe Harman, investigar quién se apropió de esas tierras para recuperarlas y comprarlas.
Esto evidencia el enorme desconocimiento del presidente sobre el Meta: 300.000 hectáreas equivalen a más del 100 % del territorio sumado de Acacías, Villavicencio, Guamal y Guayabetal, lo cual hace imposible esa tarea. Además, en casi tres años de gobierno, la ANT ha adquirido apenas 495.000 hectáreas, de las cuales ha adjudicado menos de 155.000: el 5,4 % de la meta propuesta en el Plan Nacional de Desarrollo. Vuelve y juega: promesas sin sustento.
En cualquier caso, este no es uno de los mayores problemas de los llaneros que esperaban soluciones reales a los problemas urgentes del departamento. Es sorprendente que el presidente Petro no se haya pronunciado sobre el abuso de las tres concesiones viales y sus ocho pasajes costosos, de los cuales cuatro contaron con protestas durante 2024 por cinco meses y uno de estos, el peaje La Libertad, aún permanece en protesta con la vara levantada hace más de ocho meses, sin solución por parte del Gobierno Nacional.
Tampoco pronunció ni una coma sobre el incumplimiento de su Gobierno a los acuerdos con los arroceros del Meta y Casanare, los cuales llevan un mes esperando el auxilio correspondiente al 40% de la producción, sea en insumos o en plata. También esperan la creación del Fondo de Solidaridad Agropecuaria (Fonsa) arrocero por $10.000 millones para comprar la cartera vencida de los productores y, la citación de la primera reunión con la comisión de seguimiento a los siete acuerdos logrados en el pasado paro nacional del sector.
El Presidente también guardó silencio sobre la estancada y preocupante transición productiva que debe hacer el departamento de forma acelerada debido a la negativa de su gobierno a firmar nuevos contratos de exploración y explotación de petróleo. El departamento sigue dependiendo de la industria petrolera en más del 45% del PIB, la cual aporta regalías bianuales por cerca de $2 billones, compras locales anuales por más de $1,5 billones y otras tantas inversiones.
Los demás sectores económicos siguen sin contar con apoyo nacional y no están en capacidad de sustituir los ingresos provenientes del petróleo que cuenta con menos de siete años de reservas probadas. Se avecina una tormenta económica y social en el Meta, pero al Gobierno Petro poco o nada le interesa.
Ni siquiera tocó la problemática de los servicios públicos. La Emsa sigue prestando un pésimo y costoso servicio, porque sigue siendo muy mal administrada y el Gobierno Nacional, a pesar de tener el 56% de la propiedad de la empresa y controlar la Creg, nada hace. Ni hablar del Acueducto de Villavicencio, que requiere de inversión urgente para la construcción de una nueva bocatoma que garantice agua constante al 75% de los habitantes de la ciudad.
El silencio sobre los asuntos importantes del Meta fue tan grande, que tampoco se escuchó palabra alguna del Presidente sobre la seguridad en el sur del departamento, los crecientes casos de extorsión, desplazamiento, combates y reclutamiento de menores. Estos sin mencionar otras tantas necesidades de los llaneros que siguen en el olvido, tal cual ocurrió con los gobiernos anteriores.
Es la segunda visita del presidente Petro al departamento del Meta y no da ninguna solución a sus problemas, mejor dicho, cero y van dos.
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